De todo todos los días

En los últimos 30 años la globalización (industria, canales de comunicación, tecnología…) nos ha acostumbrado a que podamos comprar de todo todos los días. ¿Quieres botas de piel en julio? Las tienes. ¿Quieres un helado en diciembre? Lo tienes. ¿Quieres naranjas en agosto o uvas en abril, como dice la canción? Las tienes. Tú pide y el universo abundante te lo ofrece. Sólo hay un pequeño detalle, sin importancia para algunos, que solemos pasar por alto. En alimentación, ese pequeño detalle es la sostenibilidad. Y no solo por las emisiones de CO2 del transporte o de las cámaras refrigeradoras, sino también porque se reduce a la mínima expresión las variedades de semillas que se utilizan.

De todo todos los días. A la venta hay miles de productos alimentarios de cualquier país del mundo, solo que solo nos ofrecen los que les interesa a los que lo comercializan o lo producen. En la huerta zaragozana existían más de 200 variedades de tomate hace apenas 100 años. ¿Cuántas variedades de tomate te suena haber visto en las tiendas? ¿Tres? ¿Cuatro? Y no tienen por qué ser las de mejor sabor, ni las más saludables. Son las más rentables y las que mejor se venden. Hay de todo todos los días.

Slow Food

Slow Food fue fundada en los años 1980 por Carlo Petrini y por un grupo de activistas con el objetivo inicial de defender las tradiciones regionales, la buena alimentación, el placer gastronómico, así como un ritmo de vida lento.  El grupo se fue ampliando hasta convertirse en una fundación y se extendió por cada continente. Se convirtieron en defensores de esos productos y de sus productores. Eligieron cuidar, proteger y promover esa cultura en las zonas urbanas para que esos productos no desaparecieran. Nombraron embajadores en cada territorio y buscaron los productos Baluarte que formaran parte de su Arca del Gusto. 

Arca del Gusto de Slow Food

El trigo Aragón 03 era uno de esos productos que se propusieron proteger. Por eso, en cuanto supieron de la existencia de nuestro proyecto, hace ya unos 15 años, nos visitaron. Querían brindarnos todo su apoyo. En ese momento, la cabeza visible era Jorge Hernández, al cual le acompañaban otras personas que enseguida se convirtieron en clientes fieles y prescriptores de nuestros productos. Si no nos desanimamos al principio fue gracias a todos ellos. Nos resultaba raro que gente desconocida pusiera tanto empeño en que saliéramos adelante. Nos invitaron a Terra Madre, en Turín, a varios encuentros en diferentes comunidades de España, a visitas guiadas de otros proyectos parecidos. Querían empoderarnos. Querían que comprendiéramos la importancia de nuestro proyecto. Ellos ya eran conscientes. Nosotros solo creíamos que estábamos haciendo pan con un trigo de buen sabor. Ellos sabían que estábamos cambiando el mundo. Ahora sabemos que el proyecto de EcoMonegros, de recuperar el trigo Aragón 03 y otros muchos que había en la zona, está por encima de nosotros, por encima de las personas que lo hemos devuelto a la vida: de los hermanos Laviña, de mi tío José, de nuestra familia…

Visita a Ecomonegros

Este próximo domingo nos visitan unos cuantos. Jorge estará entre nosotros, con su espíritu luchador, con su amor por esta tierra y por sus productos, alzando su voz para defender una vez más a la gente que produce, transforma y consume de forma consciente. Gracias, Jorge por tu legado, por tu entrega, por tus enseñanzas. Sabemos que estás ahí, junto a nuestro tío Juan José, protegiendo nuestras manos y nuestros alimentos. 

Jorge Hernandez. Slow Food Aragón
Jorge Hernandez. Slow Food Aragón
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