El 23 de julio de 2019 a las 15h aproximadamente, prendió el motor de un buggie en La Pinada, en el monte de Leciñena. Había unos 43º y hacía viento de bochorno. El vehículo, aparcado en el borde del camino, se quemó, y el fuego se propagó rápidamente por pinos, romeros, rastrojos, sabinas, matorrales, etc, etc. Comenzaba un incendio en la sierra.
Actualización mayo 2020. Así se ve tras dos meses de lluvias y confinamiento:
La lista es interminable porque los Monegros, aunque se trata de un paisaje extremadamente árido, en él viven, en condiciones inhóspitas, un elevado número de plantas y animales: hasta 5.400 especies biológicas, según la Sociedad Entomológica Aragonesa. Así mismo, nuestra zona es ZEPA, de especial protección para las aves.
El incendio se extiende
En unas horas, los bomberos informaban de que no podían controlarlo. Vecinos de Leciñena y Perdiguera, el Ayuntamiento, agricultores, el Gobierno de Aragón, bomberos forestales, la guardia Civil, la UME, Protección civil, helicópteros, cazadores y unos cuantos voluntarios, acudieron a sofocar esas llamas que nos quemaban por dentro a la vez que quemaban todo lo que pillaban a su paso. Cada uno hizo lo que pudo, quedándose con ganas de hacer más. Se armó un campamento entre el campo de futbol y la cooperativa, en el que muchas manos repartían comida y bebida. Las tiendas, los restaurantes, las panaderías, todos se pusieron manos a la obra.
Aquellos que oyeron de cerca el fuego contaban que el ruido que hacían las sabinas al arder era doloroso, más incluso que los pinos, y eso que las piñas salían disparadas a más de 200 metros del árbol. Qué valor estar allí, con los tractores, con las mangueras, con los camiones, … incluso con los helicópteros. Un vecino de Perdiguera hizo una foto de la columna de humo que se formó al inciarse el incendio en la sierra. Al verla al detalle vio cómo descargaba agua un helicóptero. Parecía David enfrentándose a Goliat.
El primer día había una nebulosa en Leciñena y las calles parecían enjambres de abejas cuando les echan humo para espantarlas. Sorprende que no hubiera accidentes en esos momentos porque íbamos un poco mareados, asustados y perdidos. Nos descolocó. Aunque decían que no había riesgo de que entrara el fuego en el pueblo, lo veíamos desde nuestras casas. Y en todos los medios hablaban de esta tragedia medioambiental.
Las balsas proveían de agua a helicópteros, cisternas y cubas. Un pueblo sin agua, sofocando con agua 1200 hectáreas. Pueden parecer pocas, en comparación con otros bosques quemados. Pero es que aquí, quemar 600 hectáreas de bosque es quemar la tercera parte del pulmón que mantiene vivo a Monegros.
Final y comienzo
Tres días tardaron en controlarlo. Y otros tres en sofocarlo. La buena noticia es que evitaron que se propagara por Monteoscuro y por la Sierra de Alcubierre. Eso hubiera sido una tragedia irreparable.
Si das un paseo por los caminos, si subes a la loma donde está el Santuario o entras al monte de Perdiguera, verás el resultado de una imprudencia evitable. La rabia dejó paso a la desolación y después al agradecimiento. Agradecemos a todos los que ayudaron a apagar el incendio en la sierra. Y desde aquí hacemos un llamamiento a los seres humanos a convivir en prudencia y a favor del cuidado de esta tierra, que es la única que tenemos y gracias a la cual existimos. Somos nosotros quienes necesitamos su oxígeno, su agua, sus frutos y no al revés.
Desde aquí os animamos a que cuidéis cada gota, cada brisa, cada piedra, cada flor, cada espiga que germina bajo un rayo de sol. Pues cada tierra tiene magia si la sabes usar. Si la escuchas, si la mimas, te recompensará. Recuerda: eres tú quien la necesita a ella.
Si quereis ver más fotos (impresionantes fotos) aquí tenéis un enlace al blog de Fernando Gonzalez, vecino de Leciñena.