Definición de MUJER RURAL EMPRESARIA:
Mujer: “persona del sexo femenino”. La etimología la hacía derivar del latín mulier, de molleris (aguado, blandengue) con la misma raíz que “molusco”, “mullir” y “mojar”. Y eso es lo que nos han hecho creer durante muchos años. No se conoce la etimología real.
Rural: Del latín ruralis, de rus, ruris, campo. “Perteneciente o relativo a la vida en el campo y a sus labores”. Afortunadamente la RAE eliminó hace tiempo la otra acepción de este adjetivo, que nos definía como “toscos, incultos, apegados a cosas lugareñas”.
Empresa: “negocio, trabajo, tarea”, viene del latín impresa, del verbo imprendere(in– “hacia dentro” + prae– “delante de” + hendere“agarrar, tomar”). Persona jurídica, entidad u organización que desempeña alguna actividad económica con fines de lucro, para lo cual adquiere una identificación tributaria y se sirve de una organización jerárquica y empleados que le ayudan a desarrollar su actividad. Se trata pues de emprender algo, un proyecto.
Ahí tienes la definición de mujer rural empresaria. Por lo tanto podríamos decir que mi bisabuela era una mujer rural empresaria, porque era una persona del sexo femenino que vivía en el campo y también realizaba una actividad económica. Solo que… algo ha cambiado. Hay varias diferencias ¿no te parece?
DIFERENCIAS ENTRE AYER Y HOY
En primer lugar la mayor diferencia, por encima de los límites legales, la conciliación familiar, la educación, etc,es la del empoderamiento. Así, una mujer empoderada, que cree en sí misma, rompe las barreras legales, las familiares, las administrativas, las sociales, culturales, económicas…etc. Lo mismo ocurre con un hombre. La diferencia es que en la época en que vivimos, hay mujeres que ya han despertado y han decidido transformar su mundo para satisfacer sus necesidades. Puede que falte tiempo hasta que todo esto se normalice, pero lo importante es que ya ha empezado.
«hay mujeres que han despertado»
COMO ES LA MUJER RURAL EMPRESARIA HOY
Las mujeres rurales emprendedoras somos unas afortunadas: estamos en contacto con nuestras raíces, con la tierra madre, con nuestra familia, nuestra cultura; vivimos en un entorno tranquilo, con otros ritmos y otras necesidades; somos resilientes, emocionales, somos conscientes; estamos conectadas a otras mujeres rurales emprendedoras de cualquier lugar del mundo; y por eso tenemos en nuestras manos la riqueza de la tierra, un poder y una responsabilidad para con el resto del planeta. Cuidamos la semilla que alimenta y por tanto somos conscientes de ello.
CONCLUSIÓN
Por lo tanto, cuando hablas con una mujer rural emprendedora, ves una mujer que supera sus límites cada día, que se enfrenta a sus creencias y las cambia, que tiene sed de aprender, de transformar, de vivir con conciencia. Su energía es la energía de la Madre.
Nosotras creamos lo que creemos. Confiad en vuestro corazón. Él tiene la respuesta.
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